martes, 5 de febrero de 2019

Charles Darwin

Charles Darwin hizo de los seres vivos el objeto de su obra científica y, como aquéllos, llegó a conclusiones que lo enfrentaron a la Iglesia y al pensamiento tradicional.
Si las investigaciones de Copérnico, Galileo y Newton sentaron las bases científicas que permitieron desacralizar el universo, demostrando que la Tierra no se encuentra en su centro y que los astros se mueven obedeciendo determinadas leyes físicas que responden a principios matemáticos, Charles Darwin hizo de los seres vivos el objeto de su obra científica y, como aquéllos, llegó a conclusiones que lo enfrentaron a la Iglesia y al pensamiento tradicional.


El proceso de desarrollo de sus ideas fue, como en la mayoría de los grandes descubrimientos científicos, lentos y laboriosos. Y tuvo su origen en las investigaciones que Darwin empezó a llevar a cabo cuando era muy joven tras comprobar que la medicina, la profesión de su padre, no era lo suyo, de lo que se convenció tras asistir a un par de operaciones en el hospital de Edimburgo. Empezó entonces a estudiar historia natural en Cambridge y en el año 1831, cuando contaba 22 años, le surgió la gran oportunidad de su vida al ser invitado a participar como científico en la expedición naval del Beagle, que tenía como principal objetivo cartografiar las costas de Sudamérica. El viaje, que iba a durar dos años, se prolongó hasta cinco; y fue clave para su posterior obra científica, ya que le permitió recoger todo tipo de materiales y realizar numerosas observaciones que servirían de base a su teoría de la evolución.
En 1859 sistematizó sus descubrimientos en una de las obras cumbres de la literatura científica de todos los tiempos, El origen de las especies, en la que defendió la tesis de que todas las especies tienen un origen común y se han ido desarrollando y diferenciando mediante un proceso de selección natural. La teoría, que le permitía dar explicación a muchos de los fenómenos que había observado en sus viajes y sus experimentos, se había visto reforzada años antes por la lectura del libro de Malthus Ensayo sobre el principio de la población que, en sus propias palabras, "le permitió apreciar la lucha por la existencia que se da en todas partes, en la que las variaciones favorables tenderían a ser preservadas, mientras las desfavorables serían destruidas". Y es importante señalar que sus teorías, que aplicó al estudio de multitud de casos concretos, son un modelo de rigor científico, ya que planteó hipótesis contrastables, que los hechos permitían rechazar o confirmar.
Como era de esperar, estas ideas, y sobre todo su aplicación a la especie humana, no fueron bien recibidas por quienes interpretaban en términos literales la historia de la creación narrada en la Biblia. Muchos consideraron su obra como un ataque directo a las enseñanzas del Génesis. Es conocida la anécdota, probablemente apócrifa, de la esposa de un obispo anglicano, quien, cuando su marido le explicó la teoría de la evolución de las especies y la tesis de que el hombre no había sido creado por Dios a su imagen y semejanza, sino que descendía de otros animales y había alcanzado su actual situación de dominio del mundo a través de un complejo proceso evolutivo, comentó: "¡Oh, querido! Espero que esto no sea cierto; pero si lo fuera, deberíamos procurar que la gente no se enterara". No hay que remontarse, sin embargo, al siglo XIX para encontrar actitudes radicales contrarias al evolucionismo. En algunos países, incluso en naciones de alto nivel económico y cultural como los Estados Unidos, el creacionismo sigue sorprendentemente vivo. Está claro que no a todos les convencen las ideas contrarias a sus creencias, aunque sean plenamente científicas.
                                                         


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viernes, 1 de febrero de 2019

Platón

Filósofo griego. Junto con su maestro Sócrates y su discípulo Aristóteles, Platón es la figura central de los tres grandes pensadores en que se asienta toda la tradición filosófica europea. Fue el británico Alfred North quien subrayó su importancia afirmando que el pensamiento occidental no es más que una serie de comentarios a pie de página de los diálogos de Platón.

Platón
La circunstancia de que Sócrates no dejase obra escrita, junto al hecho de que Aristóteles construyese un sistema opuesto en muchos aspectos al de su maestro, explican en parte la rotundidad de una afirmación que puede parecer exagerada. En cualquier caso, es innegable que la obra de Platón, radicalmente novedosa en su elaboración lógica y literaria, estableció una serie de constantes y problemas que marcaron el pensamiento occidental más allá de su influencia inmediata, que se dejaría sentir tanto entre los paganos (el neoplatonismo de Plotino) como en la teología cristiana, fundamentada en gran medida por San Agustín sobre la filosofía platónica.
Nacido en el seno de una familia aristocrática, Platón abandonó su inicial vocación política y sus aficiones literarias por la filosofía, atraído por Sócrates. Fue su discípulo durante veinte años y se enfrentó abiertamente a los sofistas (protagoras, Gorgias). Tras la condena a muerte de sócrates (399 a. C.), huyó de Atenas y se apartó completamente de la vida pública; no obstante, los temas políticos ocuparon siempre un lugar central en su pensamiento, y llegó a concebir un modelo ideal de Estado.
Viajó por Oriente y el sur de Italia, donde entró en contacto con los discípulos de Pitágoras; tras una negativa experiencia en Siracusa como asesor en la corte del rey Dionisio I el Viejo, pasó algún tiempo prisionero de unos piratas, hasta que fue rescatado y pudo regresar a Atenas. Allí fundó en el año 387 una escuela de filosofía, situada en las afueras de la ciudad, junto al jardín dedicado al héroe Academo, de donde procede el nombre de Academia. La Academia de Platón, una especie de secta de sabios organizada con sus reglamentos, contaba con una residencia de estudiantes, biblioteca, aulas y seminarios especializados, y fue el precedente y modelo de las modernas instituciones universitarias.
En ella se estudiaba y se investigaba sobre todo tipo de asuntos, dado que la filosofía englobaba la totalidad del saber, hasta que paulatinamente fueron apareciendo (en la propia Academia) las disciplinas especializadas que darían lugar a ramas diferenciadas del saber, como la lógica, la ética o la física. Pervivió más de novecientos años (hasta que Justiniano la mandó cerrar en el 529 d. C.), y en ella se educaron personajes de importancia tan fundamental como su discípulo Aristóteles.
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Charles Darwin

Charles Darwin hizo de los seres vivos el objeto de su obra científica y, como aquéllos, llegó a conclusiones que lo enfrentaron a la Igles...